Este parque patrimonial es el testimonio de una ciudad tradicional que apostó a transformarse mediante el mejor arte moderno de mediados del siglo veinte, pero es también la memoria y la metáfora moderna del lugar. El diseño de Burle Marx es de gran belleza y comprensión de las condiciones naturales pre-existentes en el sitio. El botánico del parque, Leandro Aristeguieta, recordaba cómo una vez puesto a trabajar en los 190 acres de terreno, el maestro del paisaje siguió un principio libre de diseño para definir “ambientes y jardines ecológicos, incorporando el más amplio número posible de especias nativas ornamentales."3
El Parque del Este está compuesto principalmente por tres espacios: “un paisaje abierto, fluído, suave, ondulado de árboles de sombra dispersos y campos de grama de sutil topografía; un paisaje de floresta, espacialmente denso con calles curvas; y una secuencia de jardines pavimentados y patios íntimos que hacen referencia al pasado colonial venezolano, y donde se muestran plantas, murales cerámicos y fuentes."4 En todos estos espacios y sus diferentes jardines, Burle Marx usó la topografía, la variedad y exhuberancia de la flora tropical y la presencia múltiple del agua como principales elementos compositivos.
El valle de Caracas es un territorio con una fuerte estación lluviosa. El agua viaja de norte a sur bajando de los manatiales, las cascadas y las quebradas desde la montaña del Avila hasta caer en el río de Caracas, el Guaire, para entonces correr hacia el este hasta alcanzar el lejano mar Caribe. El lugar del parque estaba originalmente profundamente marcado por este patrón del agua, siendo como es un terreno ligeramente inclinado hacia el lecho del río salpicado de planicies abiertas, donde el agua era retenida y formaba lagos temporales de diferentes tamaños; un archipiélago atemporal de espejos rotos para los reflejos de la montaña del Avila.
La historia de la metáfora moderna de Burle Marx de este archipiélago efímero pre-existente has apenas comienza a ser contada. Gracias a "El Jardineiro de America", una exposición de 2009 que celebró el centenario del artista brasilero, se comprendió por primera vez cómo creó una colección de treinta jardines para narrar el ciclo natural del sitio the sitio.5 Hoy en día, al caminar por el parque, es maravilloso leer esta narrativa en el proyecto… Pero ésta también puede ser leída en los Lagos pintados de Jaime Gili. Aquí, el artista abandona los ángulos y las líneas rectas tradicionales de sus trabajos anteriores para empezar a seguir las seductoras formas curvilíneas de Burle Marx. Y aquí, al igual que en el parque real, entramos por la puerta norte del parque para visitar Los Lagos. De este punto en adelante, la promenade -real y artística-, desarrolla hacia el sur un círculo a través de una espléndida secuencia de recintos encadenados y coloridos escenarios.
La promenade comienza con una metáfora de los pozos y cascadas de la montaña del Avila: los estanques del Patio de las paredes de mosaicos, para continuar con los chorros de agua monumentales del Patio del gramado con círculos. Caminando hacia el sur más allá de estos patios geométricos, se abre la amplia perspectiva del más naturalista Jardín Hidrófilo, o Lago N. 1 de las Plantas Acuáticas, una gran laguna en forma de bacteria dispersa entre la grama y plantada de grandes colonias de especies tropicales. Este primer lago verde impone la estética de los próximos espacios de agua que como una catena d´aqua fluyen el uno en el otro, mezclándose complejamente entre sí para crear un continuum de sombra y de luz sobre los puentes y bajo los árboles: los llamados Lagos de los Animales, el central Lago N. 2 o Lago de las Garzas; el Lago Este o Lago de los Patos, y el Lago Oeste o Lago Carlos Guinand Sandoz.
Habiéndolos atravesado, aparece el bosque eterno de la antigua hacienda, el Arboretum del parque. Altos árboles, caminerías cimbreantes y modernas follies arquitectónica encontraremos aquí. Más adelante, todavía bajo el bosque, vienen más lagos: la pequeña alberca encerrada del Serpentarium; el Lago de Las Nutrias en forma de hoja de trébol; el gran Lago de los Reptiles, el estanque con isla del Lago de los Monos y el Lago hundido de los Tigres, ahora ya fuera del área del bosque.
El circuito continúa bajando hacia el sur dentro del recinto del parque. Es aquí donde todas las aguas se acumulaban cuando llovía fuerte, y donde las quebradas vecinas emergían para inundarlo todo. Sabiamente, Burle Marx, consciente de ello, decidió que ésta era el área para ubicar el lago mayor del parque, llamado Lago sur para los pequeños botes, o Lago N. 9, donde todas las aguas se encuentran. Todavía más al sur, las llanuras vacías del Aeropuerto La Carlota son un recordatorio de un antiguo proyecto de Burle Marx para la expansión del diseño de su parque, convirtiendo esa inmensa tierra llana en un parque urbano más grande dentro en el mismo espíritu Burlemarxiano.
El Parque del Este y su vasto archipiélago ha venido funcionando y siendo preservado por décadas. En 1998, el parque fue declarado oficialmente Bien de Interés Cultural de la Nación. Esta declaratoria comprende la protección de todos sus ambientes, pero también de un objeto ajeno al diseño original, lamentablemente introducido en el lago en los 1970s contra la voluntad de Burle Marx, una réplica de la nave de Cristóbal Colón, la Santa María. Tristemente, ahora que el parque tiene más de medio siglo de antiguedad, la ciudad ha pasado del tema de su conservación a la lucha por su integridad y la salvaguarda de su misma existencia.
A pesar de que Caracas cuenta con un magnífico patrimonio moderno, ello es, sin embargo, una molestia para muchos hoy en día. Entre los más polémicos casos de los últimos anos se encuentra el del Parque del Este. El aumento salvaje del uso del parque lo ha arrastrado casi hasta su completo colapso, erosionando las fronteras de su protección. Las alteraciones del proyecto se multiplicaron, la flora superficial se perdió práticamente toda y, día tras día parece cada vez más susceptible de mayores trasngresiones. Tal es el caso de todas las construciones ilegales que proliferan hoy, siendo la mayor y la más crítica de todas la conocida como el Proyecto Leander, un barco falso y con museo subterráneo cuya construccuón se inició a mediados de 2008 en el Lago N. 9.
Uno se pregunta cómo una situación como ésta pudo haber sido permitida jamás dentro de una obra tan fundamental de la historia de la arquitectura paisajista moderna. Evidentemente, todo comenzó con el error de construir la nao Santa María en el Lago N. 9, y los errores se pagan con creces. Durante los setenta, cuando la nave fue instalada, Burle Marx repetidamente declaró públicamente su disgusto por un hecho que describía como una “barbaridad” que arruinaría la coherencia y el diseno del Parque del Este.
El abandono rampante del parque condujo a la putrefacción de este barco también, volviéndolo inutilizable. Sin haber sido nunca removido, se convirtió en un deplorable espectáculo cotidiano. Es en este contexto en el que en 2006 un grupo de seguidores del héroe de la Independencia venezolana Francisco de Miranda, convenció al Presidente de Venezuela de reemplazar al barco de Colón con una réplica de su propio barco, el Leander. El asunto no habría ido a mayores si un barco hubiera sido meramente sustituido por otro de iguales características. Un barco flotando en el agua puede siempre ser removido, es una intervención reversible. El problema es que de un simple barco el proyecto se convirtió en el proyecto de una ambiciosa construcción que afecta el área del lago y todo el disenado paisaje culturaldel parque. La verdad es que una vez que la nueva atracción cultural se inaugure, este parque temático amenaza con convertir a todo el parque en su patio trasero.
Afortundamente, existe una alternativa, o una salida a todo este asunto, como Jaime Gili inteligentemente ilustra en esta exposición. Puede existir un completamente nuevo Lago N. 10, donde cualquier barco, bote o nave puede atracar. Un lago contemporáneo, construido en las llanuras del vecino Aeropuerto La Carlota, cuando sea convertido en el nuevo parque urbano que la ciudad está pidiendo tánto: el Parque verde La Carlota, la extensión del Parque del Este. Tal y como lo sonara Roberto Burle Marx, por allá en 1961.
Fuentes:
hanniagomez.blogspot.com/2011/03/archipelago.html
ciudadccs.info
elrepublicanoliberal.blogspot.com
centrodelaciudad.blogspot.com
circulodeltao.wordpress.com
www.tiwy.com
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